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Plantas sagradas

A lo largo y ancho del país, las plantas han tenido un papel fundamental en la construcción histórica de Colombia. 

A pesar de que hoy nos veamos obligados a exaltar las virtudes del café, y castigar la coca profanada en cocaína, existe un sinfín de plantas que son la fuente incansable de la diversidad cultural, estrechamente relacionada a la biodiversidad nacional. Muchas de ellas han sido parte fundamental de la cosmovisión ancestral que corre por nuestra sangre, y que hoy, bajo el lente de la ciencia moderna, han encontrado un nuevo significado en el progreso de la sociedad moderna.

Para empezar, la coca, cuyo uso por los grandes carteles ha sido uno de los motores más importantes de la desigualdad social de nuestro país, también ha sido una parte innegable del legado de las comunidades indígenas, desde el sur en las profundidades del Amazonas, hasta el norte elevado de la sierra nevada, que sobrevive hasta el día de hoy. Más allá de su valor cultural, como planta sagrada, la coca es endémica de nuestro continente, es un gran estimulante, y cuenta con un perfil nutricional muy completo, lo que la hace un producto agrícola de gran interés comercial.

Otra planta castigada por su uso corrupto es el borrachero, cuya belleza ha conquistado nuestro interés, convirtiéndose en una de las plantas ornamentales más comunes de las grandes ciudades. Aunque asociemos la burundanga y su actuar criminal con las plantas del género Brugmansia, la escopolamina, alcaloide que ocurre naturalmente en estas y otras plantas, ha sido usada ampliamente en el contexto médico, desde remedios sencillos para el mareo, hasta tratamientos complejos del Parkinson.

Y aunque existe una infinidad de ejemplos como estos, tal vez el que mejor resume la importancia de la reconciliación con el mundo natural, y en particular el mundo de las plantas sagradas es el de la Ayahuasca o Yagé, cocción ancestral del bejuco Banisteropsis caapi con otros componentes vegetales, que se ha usado como una de las herramientas ritual más sacras, llegando a proteger el balance de nuestro plano terrenal, con el mundo del jaguar y la anaconda. Aunque muchos buscan probar esta sustancia desde la comodidad de su hogar con el fin de tener alguna experiencia trascendental que contar en las diferentes reuniones sociales, se ha visto que el DMT, compuesto activo de la planta, es un potencial neurogénico que fomenta la creación de nuevas neuronas.